El ciclo del azufre incluye tanto los procesos terrestres
como atmosféricos. Dentro de la porción terrestre, el ciclo comienza con la
erosión de las rocas, liberando el azufre almacenado. El azufre, entonces entra
en contacto con el aire, donde se convierte en sulfato (SO4). El sulfato es
absorbido por microorganismos y plantas convirtiéndose en formas orgánicas;
dichas formas son consumidas por los animales a través de los alimentos,
moviendo así el azufre a través de la cadena alimenticia. Como los organismos
mueren y se descomponen, parte del azufre es liberado nuevamente como un
sulfato, el cual es oxidado por bacterias a forma de que las plantas puedan
asimilar y los animales puedan digerir
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viernes, 23 de diciembre de 2016
Ciclo del fósforo
El ciclo del fósforo es un ciclo biogeoquímico que describe
el movimiento de este elemento químico en un ecosistema.
Los seres vivos toman el fósforo (P) en forma de fosfatos a
partir de las rocas fosfatadas, que mediante meteorización se descomponen y liberan
los fosfatos. Estos pasan a los vegetales por el suelo y, seguidamente, pasan a
los animales. Cuando éstos excretan, los descomponedores actúan volviendo a
producir fosfatos.
Una parte de estos fosfatos son arrastrados por las aguas al
mar, en el cual lo toman las algas, peces y aves marinas, las cuales producen
guano, el cual se usa como abono en la agricultura ya que libera grandes
cantidades de fosfatos. Los restos de los animales marinos dan lugar en el
fondo del mar a rocas fosfatadas, que afloran por movimientos orogénicos.
De las rocas se libera fósforo y en el suelo, donde es
utilizado por las plantas para realizar sus funciones vitales. Los animales
obtienen fósforo al alimentarse de las plantas o de otros animales que hayan
ingerido. En la descomposición bacteriana de los cadáveres, el fósforo se
libera en forma de ortofosfatos (H3PO4) que pueden ser utilizados directamente
por los vegetales verdes, formando fosfato orgánico (biomasa vegetal), la
lluvia puede transportar este fosfato a los mantos acuíferos o a los océanos.
El ciclo del fósforo difiere con respecto al del carbono, nitrógeno y azufre en
un aspecto principal. El fósforo no forma compuestos volátiles que le permitan
pasar de los océanos a la atmósfera y desde allí retornar a tierra firme. Una
vez en el mar, solo existen dos mecanismos para el reciclaje del fósforo desde
el océano hacia los ecosistemas terrestres. Uno es mediante las aves marinas
que recogen el fósforo que pasa a través de las cadenas alimentarias marinas y
que pueden devolverlo a la tierra firme en sus excrementos. Además de la
actividad de estos animales, hay la posibilidad del levantamiento geológico de
los sedimentos del océano hacia tierra firme, un proceso medido en miles de
años.
El hombre también moviliza el fósforo cuando explota rocas
que contienen fosfato.
La proporción de fósforo en la materia viva es relativamente
pequeña, pero el papel que desempeña es vital. Es componente de los ácidos
nucleicos como el ADN. Muchas sustancias intermedias en la fotosíntesis y en la
respiración celular están combinadas con el fósforo, y los átomos de fósforo
proporcionan la base para la formación de los enlaces de alto contenido de
energía del ATP, se encuentra también en los huesos y los dientes de animales.
Este elemento en la tabla periódica se denomina como "P".
Ciclo del oxígeno
El ciclo del oxígeno es la cadena de reacciones y procesos
que describen la circulación del oxígeno en la biosfera terrestre.
Al respirar los animales y los seres humanos tomamos del
aire el dioxígeno, O2 que las plantas producen y luego exhalamos gas carbónico.
Las plantas, a su vez, toman el gas carbónico que los animales y los seres
humanos exhalamos, para utilizarlo en el proceso de la fotosíntesis. Las
plantas son las únicas capaces de convertir el dióxido de carbono (CO2) en
dioxígeno. Plantas, animales y seres humanos intercambian dioxígeno y gas
carbónico todo el tiempo, los vuelven a usar y los reciclan. A esto se le llama
el ‘ciclo del oxígeno’.
El oxígeno molecular, O2, presente en la atmósfera y el disuelto
en el agua interviene en muchas reacciones de los seres vivos. En la
respiración celular se reduce dioxígeno para la producción de energía
generándose dióxido de carbono, y en el proceso de fotosíntesis se originan
dioxígeno y glucosa a partir de agua, dióxido de carbono (CO2) y radiación
solar.
Ciclo del carbono
Las actividades humanas tienen un impacto significativo en los ciclos biogeoquímicos del carbono y el oxígeno. Por ejemplo, la quema de combustibles fósiles como el petróleo, el carbón y el gas natural libera grandes cantidades de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera, contribuyendo al aumento del efecto invernadero y al calentamiento global. Además, la deforestación elimina árboles que absorben el CO2 atmosférico durante la fotosíntesis, lo que reduce la capacidad del ecosistema para capturar carbono. En cuanto al ciclo del oxígeno, la contaminación del aire y el agua, así como la destrucción de ecosistemas acuáticos como los arrecifes de coral, pueden afectar la producción de oxígeno y su liberación en la atmósfera.
Ciclo del nitrógeno

Las bacterias fijadoras de nitrógeno capturan el nitrógeno atmosférico al convertirlo en amoníaco, el cual puede ser absorbido y utilizado por las plantas para producir moléculas orgánicas. Las moléculas nitrogenadas pasan a los animales cuando estos consumen plantas, y una vez dentro del cuerpo, pueden ser incorporadas al mismo o pueden ser degradadas y excretadas como desecho, como la urea de la orina.
Ciclo del agua
El ciclo hidrológico o ciclo del agua es el proceso de
circulación del agua entre los distintos compartimentos que forman la
hidrosfera o hidrósfera (océanos, glaciares,etc.). Se trata de un ciclo
biogeoquímico en el que hay una intervención mínima de reacciones químicas,
porque el agua casi sólo se traslada de unos lugares a otros o cambia de estado
físico.1
El agua de la Tierra se encuentra en su mayor parte en forma
líquida, en océanos y mares, como agua subterránea, o formando lagos, ríos y
arroyos en la superficie continental. La segunda fracción, por su importancia,
es la del agua acumulada como hielo sobre los casquetes glaciares antártico y
groenlandés, con una participación pequeña de los glaciares de montaña de
latitudes altas y medias, y de la banquisa.2
Por último, una fracción menor está presente en la
atmósfera, en estado gaseoso (como vapor) o en estado líquido, formando nubes.
Esta fracción atmosférica es muy importante para el intercambio entre los
compartimentos para la circulación horizontal del agua, de manera que, se
asegura un suministro permanente de agua, a las regiones de la superficie
continental alejadas de los depósitos principales.2
El agua de la hidrosfera o hidrósfera procede de la
desgasificación del manto, donde tiene una presencia significativa, por los
procesos del vulcanismo. Una parte del agua puede reincorporarse al manto con
los sedimentos oceánicos de los que forma parte cuando éstos acompañan a la
litosfera en subducción.
Ejemplo ciclo del agua en Yucatán.
Relaciones simbióticas
El término simbiosis se aplica a la interacción biológica, a
la relación estrecha y persistente entre organismos de diferentes especies. Los
organismos involucrados en la simbiosis son denominados simbiontes.
Atendiendo a la relación espacial entre los organismos
participantes: ectosimbiosis y endosimbiosis. En la ectosimbiosis, el simbionte
vive sobre el cuerpo, en el exterior del organismo anfitrión, incluido en el
interior de la superficie del recorrido digestivo o el conducto de las
glándulas exocrinas. En la endosimbiosis, el simbionte vive o bien en el
interior de las células del anfitrión, o bien en el espacio entre estas.
Desde una perspectiva de los costos y los beneficios que
obtienen cada uno de los participantes, las relaciones simbióticas en la
naturaleza pueden clasificarse como de mutualismo, comensalismo y parasitismo.
En el mutualismo ambas especies se benefician; en el comensalismo la relación
es beneficiosa para una de ellas e indiferente para la otra; y en el
parasitismo la relación es positiva para una, aunque perjudicial para la otra.
Según sean estas facultativas u obligatorias, o también
distinguiendo si son permanentes o temporales.
De modo similar, se puede distinguir entre simbiosis de
transmisión vertical, en la que existe una transferencia directa de la
infección desde los organismos anfitriones a su progenie, y simbiosis de
transmisión horizontal, en la que el simbionte es adquirido del medio ambiente
en cada generación.
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